El primer museo del mundo?????
Según sant google y los académicos, el museo como hoy en día lo conocemos, el primero es el de Ashmolean, pero no, señores, era de una princesa, culta y sencilla, no solo directora de arte, coleccionista, si no que además me atrevo a decir, curadora .
El museo de Ennigaldi-Nanna
Lo deseas ir a ver ¿????
No lo intentes: hoy en día, es imposible visitar el que es
considerado por muchos arqueólogos como el primer "museo" de la
historia. De la colección privada de la princesa Ennigaldi, hija del último rey
del imperio neobabilónico, solo quedan algunas ruinas. Y es normal: se calcula
que el museo se construyó en torno al año 530 a. C.
Por aquel entonces, solo gente poderosa como el último rey
mesopotámico se podía permitir recopilar y estudiar artefactos antiguos y de
gran valor como los que contenía el museo de su hija. Por supuesto, las
instalaciones no eran de entrada libre, y solo podía acceder la élite de la
sociedad, aquellos escogidos por los dueños de la colección. Una colección que
Ennigaldi utilizaba para intentar reconstruir la historia de sus ancestros, y
que contenía piezas que databan, según las investigaciones, de hasta 20 siglos
antes de Cristo.
Pero, si en aquella época era habitual que los poderosos
recopilasen artefactos históricos de valor, ¿qué diferencia al museo de
Ennigaldi de otras colecciones privadas? La respuesta es tan fascinante como
mundana: Ennigaldi fue la primera en colocar rótulos explicativos junto a las
piezas. Cilindros de barro que detallaban la procedencia e historia del objeto
en cuestión, y que son los antepasados más antiguos de los actuales carteles
descriptivos.
Los Museos capitolinos
Entre el museo de Ennigaldi-Nanna y la institución del museo
público moderno tal y como lo conocemos hoy en día pasaron no ya cientos, sino
miles de años. Durante la mayor parte de este tiempo las colecciones de arte y
objetos preciosos siguieron casi exclusivamente en manos de familias pudientes
y figuras destacadas del mundo de la historia y el arte.
Reyes, nobles, aventureros que consiguieron hacer fortuna
viajando por el mundo... personajes singulares que organizaban sus colecciones
de forma desordenada y caótica, sin atender a taxonomías ni reglas científicas.
Pero estos "gabinetes de las curiosidades" irían dejando paso poco a
poco al museo tal y como lo entendemos hoy en día.
Los primeros museos de la historia en pertenecer no a un
individuo sino a una institución pública (en este caso, a la ciudad de Roma)
fueron los Museos capitolinos. Visitables hoy en día, albergan la colección de
arte pública más antigua del mundo, distribuida entre el Palacio de los Conservadores
y el Palacio Nuevo.
El origen de la primera colección de los Museos capitolinos
se dio en 1471, cuando el Papa Sixto IV donó a la ciudad varios bronces que
decidió exponer en el Palacio de los Conservadores y la Plaza del Capitolio;
posteriores Papas ampliaron una colección, que, eso sí, seguía sin estar
abierta a todo el mundo aunque fuese de titularidad pública. Ya en 1734, el
Papa Clemente XII, movido por los aires democratizadores de la Ilustración,
decidió abrir los museos al público general
Entre los siglos XV y XVIII, diferentes museos de
titularidad pública fueron surgiendo a lo largo de Europa para saltar también a
otras partes del mundo posteriormente. Eran, como en el caso de los Museos
capitolinos, públicos, pero no estaban abiertos a todo el mundo. Por ejemplo,
cuando se inauguró el British Museum en 1759, la entrada solo estaba permitida
a pequeños grupos y tenía que pedirse el permiso por escrito, justificándola.
La Revolución Francesa intentó democratizar el arte abriendo
el Louvre a toda la población, permitiéndoles acceder en 1793 a las
impresionantes colecciones de arte amasadas por la familia real durante siglos,
y así el museo francés se convirtió en un agente de cambio imprescindible.
Pero mucho antes del Louvre, el londinense Museo Ashmolean,
la primera institución museística universitaria, había abierto sus puertas a
toda la población. Más concretamente, en 1683. Allí se guardaba la colección de
objetos preciosos de Elias Ashmole, fascinante científico y místico que había
donado sus riquezas unos años antes a la Universidad de Oxford.
Entre los siglos XIX y XX, con la aparición del derecho al
ocio y el entretenimiento, la difusión de la educación obligatoria y los
derechos humanos y la emancipación de las clases populares, los museos se
convertirían en la institución abierta a todo el mundo que conocemos hoy en día.
Según sant google y los academicos se retuercen en sus tumbas, no que va, ellos lo sabian, solo que ya saben, patriarcado, la borraron, pero aca estamos nosotros, los que amamos el arte y reconocemos talentos, no sexos ni generos.
Si hay talento, punto.
Mujer, señores, hubiera sido tan fácil el mundo si desde ese
entonces, nos dejaran brillar.
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